Conocíamos a Steve Jobs como profesional, como CEO de Apple y de otras aventuras, pero sólo intuíamos a la persona. Aún así nos ha puesto más tristes su muerte que su retirada oficial de hace poco más de un mes.
Y es que es seguro que la historia de la tecnología hubiera seguido su curso inexorable sin Steve Jobs. Los ordenadores hubieran llegado a los hogares, hubiéramos tenido lectores de MP3, smartphones y se hubieran realizado estupendas películas infantiles en 3D.
Pero hay algo imprescindible y único en el trabajo de Steve Jobs: acercó la tecnología a lo más profundo del ser humano, nos hacía sentir únicos, divertidos, creativos y poderosos sólo con su uso. Esa es su huella única, una visión y la fuerza para llevarla a cabo: la tecnología nos puede hacer más humanos.
Cuando preguntas a un usuario de los productos de Apple por qué los usa, después de los primeros argumentos anti-PC de que si es más rápido, que si no hay virus y que si no «casca», el usuario de Apple se enreda en un montón de términos ambiguos… y es que es prácticamente imposible concretar el arte que ha introducido en su experiencia de uso, esos «valores difíciles de nombrar».
Y ahí está la clave de Apple y de todas las empresas que infieren arte en su producto: si es difícil de nombrar por tus usuarios, será prácticamente imposible de copiar por tus competidores.
El arte es cambiar a los seres humanos con los que entras en contacto.
Gracias.
foto: http://www.flickr.com/photos/epsos/3399075742
Era un genio.